Transi

Se llama Transi. Es la cajera del super que está más cerca de mi casa y en el que compramos casi todo desde hace tiempo. Me conoce. Yo la aprecio. Es de esas personas que no puedes dejar de querer. Siempre la saludo al entrar y me parece increíble que tenga tiempo para responder al saludo, pero siempre lo hace. He llegado a pensar que es superdotada. Puede hacer mil cosas a la vez y hacerlas bien y con buena cara. Transi siempre tiene una buena actitud, sea cual sea la situación. En este super siempre hay colas (y siempre, quiere decir antes del Coronavirus). Ella tiene un buen trecho de transporte público hasta el trabajo y también tiene un hijo, y desde hace unos meses un gatito. A veces comentamos alguna cosa, lo que sé de ella es por recopilación a lo largo del tiempo. Las cintas de la caja de un super siempre están en marcha y tras un cliente viene otro. Hay personas malhumoradas, indiferentes, abusonas, jetas; otras pueden ser lentas, charlatanas. Pero Transi sabe como lidiar con todo sin perder el sentido del humor y esa actitud admirable que muchos quisieran para si. Yo la quisiera en cualquier ámbito. Es perfecta. Si te haces un lío al embolsar ella lo hace por ti. Y es delicada con la gente mayor.
El último día que vi a Transi fue el 11 de marzo ¡Ya hace un mes! En esa ocasión pasé por el super a medio día y me quedé sorprendida al no ver ni un solo rollo de papel higiénico en los pasillos de la zona de limpieza, tampoco había a penas un paquete de pañuelos de papel y se notaba vacío en muchos estantes. Extraño no me pareció, porque las noticias no dejaban de calar, en Italia había ya mucha incidencia y alarma. Cuando llegué a la línea de cajas me puse en la de Transi, le comenté que me faltaba papel higiénico, pero que al parecer la gente había arrasado con todo. Sin decir nada, fue a mirar al lineal, con esa diligencia suya tan habitual. No queda, pero espera que ha llegado el camión. No tardó en volver con un enorme paquete. Tan grande que aún no se nos ha agotado, os aseguro que no lo hemos usado para hacer barreras, ni películas, ni lo hemos usado de pelota, solo para lo que le es propio. Desde esa vez tan solo me tocó a mí ir a comprar un día, y Transi estaría de descanso. Pero mi marido, que es el encargado de ir a comprar de tanto en tanto, me ha dado recuerdos suyos. Ella está bien y sigue ahí repartiendo su trabajo diligente a todos por igual.
Transi es única y marca la diferencia. Es especial y hace especial todo lo que toca. Cada día, cuando a las ocho salimos al balcón, mis aplausos, muchos de ellos son para Transi. No voy a pedir que la vida le de a Transi lo que ella da a los demás con toda naturalidad, porque eso ya es así. Siempre es así. ¡Gracias, Transi!


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