El fantasma de la Olivetti
Un día más se oye
ese ruidito indescifrable. Es como si hubiera una pequeña pieza suelta en los
aparatos de aire acondicionado, pero suena a un nivel más bajo, cerca de mi
mesa. Sin embargo, cuando acerco el oído no lo identifico y de vez en
cuando se para. Lo comento con mis compañeros de trabajo. Ana dice
que ella no oye nada. Pero ahí está el ruidito de nuevo. Tic tic tictic tic...
Fran dice en broma que se trata del fantasma de la Olivetti. Mi mente lo
asocia rápidamente al tecleo de una máquina de escribir analógica, aquellas
preciosas máquinas metálicas, bien engrasadas y percutidas miles de veces en
una jornada. Oigo en mi interior la canción de ese compositor americano, si,
Leroy Anderson cuya canción se llama "The typewriter" y lo comento.
Fran no sabe de qué música le hablo y yo tarareo fatal, pero dice que es
verdad, que suena a máquina de escribir y yo digo que el fantasma no ha
usado nunca una máquina de escribir porque este edificio es moderno y aquí
siempre se han usado ordenadores.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario.